Friday, June 14, 2013

Maria Magdalena-Parte I

INTRODUCCION
Con el fin de analizar mejor a los personajes de la vida de Jesús que estoy publicando en el Blog de este Portal, he dejado para esta ultima etapa, aquellos personajes que han causado más controversia y sirven de tema a muchos grupos e iglesias. Destacan los Padres de Jesús (María y José), sus Apóstoles y por supuesto, María Magdalena (La “pecadora” arrepentida, la seguidora de Jesús, la mujer de Jesús, la portadora de su descendencia, etc., etc.) que es el tema de esta pagina. Empezare con los relatos Bíblicos acerca de ella, continuare con algunas confusiones que motivaron los Padres de la Iglesia al emitir algunos conceptos que hoy la Iglesia reconoce como errores que en su tradición, mantuvo por muchos años acerca de esta mujer y la interpretación y creencia que de ella tomaron grupos gnósticos que tuvieron gran influencia en los Albigenses o Cátaros que dieron origen a grandes leyendas e historias.
He recurrido a varias fuentes que me han parecido interesantes, sin importar sus ideas religiosas, así como también, a lo que yo llamo “Mis fuentes mensajeras de Luz”.
Voy a emitir algunos breves comentarios al final de cada lectura que he escogido para presentar este tema y dividirlo en varias partes debido a su extensión, motivado a que el personaje se diversifica en varias corrientes del pensamiento humano, dando origen a grandes historias mezcladas con tradiciones en las que se esconden  muchos errores en su búsqueda de la verdad que se concentran en la persona humana de un Jesús  histórico aun inaceptable para muchos y exalta la naturaleza femenina como una reacción contraria y natural hacia la cultura patriarcal heredadas de las grandes corrientes monoteístas que conforman el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam, que hace que este tema se extienda con la participación de varios autores, reservándome para el final, el desarrollo personal que hago alrededor de este personaje, tratando de verlo desde la mirada espiritual de un Templario inmerso en la historia y en las grandes transformaciones de los grupos que participan en la cadena cíclica y helicoidal del tiempo que percibimos en nuestra conciencia colectiva de nuestra efímera vida y cuyas ideas, aunque se presentan diferentes, contienen la misma semilla de la cual nacieron y sus reacciones antagónicas con otros grupos se siguen produciendo, aunque en en escenarios diferentes y modernos.    (Vicente De Houston)



MARIA MAGDALENA
Su nombre distintivo (que significa “De [Perteneciente a] Mt 15:39; manuscritos más recientes leen “Magdala”, probablemente se origine de la ciudad de Magdala, situada en la orilla occidental del mar de Galilea, aproximadamente a medio camino entre Capernaum y Tiberíades. No hay registro de que Jesús visitase este pueblo, aunque pasó mucho tiempo en sus alrededores. Tampoco se sabe con certeza si era el pueblo natal de María o su lugar de residencia. El que Lucas se refiera a ella como “María la llamada Magdalena” ha llevado a algunos a pensar que el evangelista quería resaltar algo especial o peculiar. (Lu 8:2.)
Jesús expulsó siete demonios de María Magdalena, razón suficiente para que ella pusiese fe en él como el Mesías y para que respaldara tal fe con excepcionales obras de devoción y servicio. Se la menciona por primera vez en el transcurso del segundo año del ministerio de Jesús, cuando él y sus apóstoles estaban “viajando de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y declarando las buenas nuevas del reino de Dios”. Junto con Juana —la esposa del intendente de Herodes—, Susana y otras mujeres, María Magdalena continuó atendiendo con sus propios bienes las necesidades de Jesús y sus apóstoles. (Lu 8:1-3.)
La referencia más destacada a María Magdalena está relacionada con la muerte y resurrección de Jesús. Cuando se le llevó al degüello, como el Cordero de Dios, ella estaba entre las mujeres que le habían acompañado desde Galilea para ministrarle y permanecieron allí, “mirando desde lejos” su cuerpo fijado en el madero de tormento. Junto con ella estaban María, la madre de Jesús, y Salomé, así como también la (“otra María” núm. 4). (Mt 27:55, 56, 61; Mr 15:40; Jn 19:25.)
Después del entierro de Jesús, María Magdalena y otras mujeres fueron a preparar especias y aceite perfumado antes del anochecer, cuando comenzaba el sábado. Luego, al terminar el sábado y despuntar el alba, en el primer día de la semana, María y las otras mujeres llevaron el aceite perfumado a la tumba. (Mt 28:1; Mr 15:47; Mr 16:1, 2; Lu 23:55, 56; Lu 24:1.) Cuando María vio que la tumba estaba abierta y al parecer vacía, se apresuró a contar las asombrosas noticias a Pedro y Juan, quienes corrieron hacia aquel lugar. (Jn 20:1-4.) Para cuando María llegó de nuevo a la tumba, Pedro y Juan ya habían partido. Inspeccionó el interior de la tumba y quedó atónita al ver a dos ángeles vestidos de blanco. Después, al volverse hacia atrás, vio a Jesús de pie, y pensando que era el hortelano, le preguntó dónde estaba el cuerpo para poder atenderlo. Cuando él respondió: “¡María!”, descubrió su identidad y ella le abrazó impulsivamente, a la vez que exclamó: “¡Rabboni!”.* Pero no era momento para expresiones de afecto. Jesús iba a estar con ellos poco tiempo. María debía apresurarse a informar a los otros discípulos sobre su resurrección y su ascensión, como él dijo, “a mi Padre y Padre de ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes”. (Jn 20:11-18.) (Biblia Dinámica-Testigos de Jehová).
Comentario: Como artista siempre he admirado el material grafico de los Testigos de Jehová y encontrar esta Biblia, fue muy grato para mi, debido a la forma tan organizada del contenido. Mi experiencia personal con ellos es, que siempre que tocan a mi puerta, me presentan una Biblia igual que la mía y me quieren hablar de ella con las mismas palabras que esta escrita; ¡que les puedo contradecir! solo no están de acuerdo cuando les menciono cosas concretas que no están en ella pero que forman parte de sus creencias y buscan responder en forma agresiva, refiriéndose al culto de la virgen y los santos, o a la figura del Papa. Este tipo de actitudes fueron tomadas de los grupos de reforma que los utilizaron bastante en sus inicios pero que su respeto hacia la Iglesia Madre, ha sido mas notorio en los últimos años, gracias al ecumenismo que la Iglesia ha mantenido con estos grupos pero que sus hijas y nietas han ignorado o no parecen haber comprendido nada de los signos de los tiempo, yo por mi parte prefiero ser llamado Testigo de Jesús o al menos eso quisiera serlo.



SANTA MARIA MAGDALENA
"Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados." (Mt 5,5)
Su nombre era María, que significa "preferida por Dios", y era natural de Magdala en Galilea; de ahí su sobrenombre de Magdalena. Magdala, ciudad a la orilla del Mar de Galilea, o Lago de Tiberiades.
Jesús, al dar su Espíritu a sus apóstoles, les dijo que perdonasen los pecados conforme se lo habían visto a Él hacer: y la liturgia nos recuerda un ejemplo, que será siempre famoso, de la misericordia del Salvador con los que se duelen de sus pasados extravíos. María, hermana de Marta y Lázaro, era pública pecadora, hasta que tocada un día por la gracia, vino a rendirse a los pies del Señor.  “No te acerques a mí, porque estoy puro”, le dirían los soberbios; pero el Señor, al contrario, la recibe y perdona. Por eso Jesús, “acoge bondadoso la ofrenda de sus servicios”, y le ofrece para siempre un sitial de honor en su corte real. La contrición transforma su amor. “Por haber amado mucho, se le perdonan muchos pecados”. Movido por sus ruegos resucita Jesús a Lázaro, su hermano, y cuando Jesús es crucificado, le asiste, más muerta que viva; preguntando, como la esposa de los Cantares, a dónde han puesto su esposo Divino, Cristo la llama por su propio nombre, y mándale llevar a los discípulos la nueva de su Resurrección.
Cuatro menciones en los Evangelios:
1) Los siete demonios. Lo primero que dice el Evangelio acerca de esta mujer, es que Jesús sacó de ella siete demonios (Lc 8,2), lo cual es un favor grandísimo, porque una persona poseída por siete espíritus inmundos tiene que haber sido impresionantemente infeliz. Esta gran liberación obrada por Jesús debió dejar en Magdalena una gratitud profundísima. Nuestro Señor decía que cuando una persona logra echar lejos a un mal espíritu, este se va y consigue otros siete espíritus peores que él y la atacan y así su segundo estado llega a ser peor que el primero (Lc 11,24). Eso le pudo suceder a Magdalena. Y que enorme paz habrá experimentado cuando Cristo alejó de su alma estos molestos espíritus. A nosotros nos consuela esta intervención del Salvador, porque a nuestra alma la atacan también siete espíritus dañosísimos: el orgullo, la avaricia, la ira, la gula, la impureza o lujuria, envidia, la pereza y quizás varios más. ¿Quién puede decir que el espíritu del orgullo no le ataca día por día? ¿Habrá alguien que pueda gloriarse de que el mal espíritu de la impureza no le ha atacado y no le va a atacar ferozmente? Y lo mismo podemos afirmar de los demás. Pero hay una verdad consoladora: Y es que los espíritus inmundos cuando veían o escuchaban a Jesús empezaban a temblar y salían huyendo. ¿Por qué no pedirle frecuentemente a Cristo que con su inmenso poder aleje de nuestra alma todo mal espíritu? El milagro que hizo en favor de la Magdalena, puede y quiere seguirlo haciendo cada día en favor de todos nosotros.
2) Se dedicó a servirle con sus bienes. Amor con amor se paga. Es lo que hizo la Magdalena. Ya que Jesús le hizo un gran favor al librarla de los malos espíritus, ella se dedicó a hacerle pequeños pero numerosos favores. Se unió al grupo de las santas mujeres que colaboraban con Jesús y sus discípulos (Juana, Susana y otras). San Lucas cuenta que estas mujeres habían sido liberadas por Jesús de malos espíritus o de enfermedades y que se dedicaban a servirle con sus bienes (Lc 8,3). Lavaban la ropa, preparaban los alimentos; quizás cuidaban a los niños mientras los mayores escuchaban al Señor; ayudaban a catequizar niños, ancianos y mujeres, etc...
3) Junto a la cruz. La tercera vez que el Evangelio nombra a Magdalena es para decir que estuvo junto a la cruz, cuando murió Jesús. La ausencia de hombres amigos junto a la cruz del Redentor fue escandalosa. Sencillamente no se atrevieron a aparecer por ahí. No era nada fácil declararse amigo de un condenado a muerte. El único que estuvo junto a Él fue Juan. En cambio las mujeres se mostraron mucho más valerosas en esa hora trágica y fatal. Y una de ellas fue Magdalena.
San Mateo (Mt 27,55), San Marcos (Mc 15, 40) y San Juan (Jn 19, 25) afirman que junto a la cruz de Jesús estaba la Magdalena. En las imágenes religiosas de todo el mundo los artistas han pintado a María Magdalena junto a María, la Madre de Jesús, cerca de la cruz del Redentor agonizante, como un detalle de gratitud a Jesús.
4) Jesús resucitado y la Magdalena. Uno de los datos más consoladores del Evangelio es que Jesús resucitado se aparece primero a dos personas que habían sido pecadoras pero se habían arrepentido: Pedro y Magdalena. Como para animarnos a todos los pecadores, con la esperanza de que si nos arrepentimos y corregimos logremos volver a ser buenos amigos de Cristo.
Los cuatro evangelistas cuentan como María Magdalena fue el domingo de Resurrección por la mañana a visitar el sepulcro de Jesús. San Juan lo narra de la siguiente manera: "Estaba María Magdalena llorando fuera, junto al sepulcro y vio dos ángeles donde había estado Jesús. Ellos le dicen: - ¿Mujer, por qué lloras? - Ella les responde: - Porque se han llevado a mi Señor, y no sé donde lo han puesto. Dicho esto se volvió y vio que Jesús estaba ahí, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: - ¿Mujer por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el encargado de aquella finca le dijo: - Señor, si tú lo has llevado, dime donde lo has puesto, yo me lo llevaré. Jesús le dice:¡María! (y se lanzo a besarle los pies).
Le dijo Jesús: Suéltame, porque todavía no he subido al Padre. Vete donde los hermanos y diles: ¡Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios a vuestro Dios! Fue María Magdalena y les dijo a los discípulos: “He visto al Señor, y me ha dicho esto y esto." (Jn. 27, 11). Esta mujer tuvo el honor de ser la encargada de comunicar la noticia de la resurrección de Jesús.
(EWTN) Red Mundial de Televisión Católica.
(Comentario) En este sitio católico, vemos como se acepta sin reparos, la identidad de María de Betania con María Magdalena la “pecadora” publica. Aunque la teoría me parece aceptable y menos complicada que las dos Marías que ungen a Jesús con 6 días de diferencia, siempre pensé que María, la hermana menor de Martha, vivía con sus hermanos y siempre ansiosa de esperar a Jesús para escucharle; Nunca me dio la impresión de que anduviese detrás de El, sirviéndole, además, al pie de la cruz, ¿Dónde esta Marta y donde esta Lázaro? Bueno de todas formas, que el arrepentimiento de María Magdalena la haya convertido en María de Betania y la discípula preferida de Jesús en cuanto a su testimonio, me parece muy aceptable, pero no en la misión apostólica de un sacerdocio instituido por Jesús como algunos grupos pretenden otorgarle.


DICIPULA DEL SEŇOR
Memoria de santa María Magdalena, que, liberada por el Señor de siete demonios y convertida en su discípula, le siguió hasta el monte Calvario y mereció ser la primera que vio al Señor resucitado en la mañana de Pascua y la que se lo comunicó a los demás discípulos (s. I).
Cuando celebramos a Santa María Magdalen, debemos referirnos a tres personajes bíblicos, que algunos identifican en una sola persona: María Magdalena, María la hermana de Lázaro y Marta, y la pecadora anónima que unge los pies de Jesús.
TRES PERSONAJES PARA UNA HISTORIA
María Magdalena, así, con su nombre completo, aparece en varias escenas evangélicas. Ocupa el primer lugar entre las mujeres que acompañan a Jesús (Mt 27, 56; Mc 15, 47; Lc 8, 2); está presente durante la Pasión (Mc 15, 40) y al pie de la cruz con la Madre de Jesús (Jn 19, 25); observa cómo sepultan al Señor (Mc 15, 47); llega antes que Pedro y que Juan al sepulcro, en la mañana de la Pascua (Jn 20, 1-2); es la primera a quien se aparece Jesús resucitado (Mt 28, 1-10; Mc 16, 9; Jn 20, 14), aunque no lo reconoce y lo confunde con el hortelano (Jn 20, 15); es enviada a ser apóstol de los apóstoles (Jn 20, 18). Tanto Marcos como Lucas nos informan que Jesús había expulsado de ella «siete demonios». (Lc 8, 2; Mc 16, 9).
María de Betania es la hermana de Marta y de Lázaro; aparece en el episodio de la resurrección de su hermano (Jn 11); derrama perfume sobre el Señor y le seca los pies con sus cabellos (Jn 11, 1; 12, 3); escucha al Señor sentada a sus pies y se lleva «la mejor parte» (Lc 10, 38-42) mientras su hermana trabaja.
Finalmente, hay un tercer personaje, la pecadora anónima que unge los pies de Jesús (Lc 7, 36-50) en casa de Simón el Fariseo.
DOS EN UNA, TRES EN UNA.
No era difícil, leyendo todos estos fragmentos, establecer una relación entre la unción de la pecadora y la de María de Betania, es decir, suponer que se trata de una misma unción (aunque las circunstancias difieren), y por lo tanto de una misma persona. Por otra parte, los «siete demonios» de Magdalena podían significar un grave pecado del que Jesús la habría liberado. No hay que olvidar que Lucas presenta a María Magdalena (Lc 8, 1-2) a renglón seguido del relato de la pecadora arrepentida y perdonada (Lc 7, 36-50). San Juan, al presentar a los tres hermanos de Betania (Marta, María y Lázaro), dice que «María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos». El lector atento piensa: "Conozco a este personaje: es la pecadora de Lucas 7". Además, en el mismo evangelio de Lucas, inmediatamente después del episodio de la unción, se nos presenta a María Magdalena, de la que habían salido «siete demonios». El lector ratifica su impresión: "María Magdalena es la pecadora que ungió a Jesús". Y por último, en el mismo evangelio de San Lucas, pocos capítulos después (Lc 10), María, hermana de Marta, aparece escuchando al Señor sentada a sus pies. El lector concluye: "María Magdalena y esta María son una misma persona, la pecadora penitente y perdonada, que Juan también menciona por su nombre aclarándonos que vivía en Betania". Pero esta conclusión no es necesaria porque: no hay por qué relacionar a Juan con Lucas; los relatos difieren en varios detalles. Así, por ejemplo, la unción, según Lucas, tiene lugar en casa de Simón el Fariseo; su relato hace explícita referencia a los pecados de la mujer que unge a Jesús. Pero Mateo, Marcos y Juan, por su parte, hablan de la unción en Betania en casa de un tal Simón (Juan no aclara el nombre del dueño de casa, sólo señala que Marta servía y que Lázaro estaba presente), y mencionan el gesto hipócrita de Judas en relación con el precio del perfume, sin sugerir que la mujer fuese una pecadora. Sólo Juan nos ofrece el nombre de la mujer, que los demás no mencionan. Los «siete demonios» no significan un gran número de pecados, sino -como lo aclara allí mismo Lucas- «espíritus malignos y enfermedades»; este significado es más conforme con el uso habitual en los evangelios.
DOS TEORIAS
Los argumentos a favor de la identificación de los tres personajes, como vemos, son débiles. Sin embargo, tal identificación cuenta a su favor con una larga tradición, como se ha mencionado. Hay que decir también que los argumentos a favor de la distinción entre las tres mujeres tampoco son totalmente concluyentes. Es decir que ambas teorías cuentan con razones a favor y en contra, y de hecho, a lo largo de la historia, ambas interpretaciones han sido sostenidas por los exégetas: así, por ejemplo, los latinos estuvieron siempre más de acuerdo en identificar a las tres mujeres, y los griegos en distinguirlas.
UNA RESPUESTA “OFICIAL”
A pesar de que ambas posturas cuentan con argumentos, hoy en día la Iglesia Católica se ha inclinado claramente por la distinción entre las tres mujeres. Concretamente, en los textos litúrgicos, ya no se hace ninguna referencia -como sí ocurría antes del Concilio- a los pecados de María Magdalena o a su condición de "penitente", ni a las demás características que le provendrían de ser también María de Betania, hermana de Lázaro y de Marta. En efecto, la Iglesia ha considerado oportuno atenerse sólo a los datos seguros que ofrece el evangelio.

Por ello, actualmente se considera que la identificación entre Magdalena, la pecadora y María es más bien una confusión "sin ningún fundamento", como dice la nota al pie en Lc 7, 37 de "El Libro del Pueblo de Dios". No hay dudas de que la Iglesia, a través de su Liturgia, ha optado por la distinción entre la Magdalena, María de Betania y la pecadora, de modo que hoy podemos asegurar que María Magdalena, por lo que nos cuenta la Escritura y por lo que nos afirma la Liturgia, no fue "pecadora pública", "adúltera" ni "prostituta", sino sólo seguidora de Cristo, de cuyo amor ardiente fue contagiada, para anunciar el gozo pascual a los mismos Apóstoles.
LA LITURGIA DE SU FIESTA
Los textos bíblicos que se proclaman en su Memoria (que se celebra el 22 de julio) hablan de la búsqueda del «amado de mi alma» (Cant 3, 1-4a) o de la muerte y resurrección de Jesús como misterio de amor que nos apremia a vivir para «Aquel que murió y resucitó» por nosotros (2 Cor 5, 14-17). El evangelio que se proclama en la Misa es Jn 20, 1-2.11-18, es decir, el relato pascual en que Magdalena aparece como primera testigo de la Resurrección de Jesús, lo proclama «¡Maestro!» y va a anunciar a todos que ha visto al Señor. Como se ve, ninguna alusión a sus pecados ni a su supuesta identificación con María de Betania. Sólo pervive de esta supuesta identificación el hecho de que la Memoria litúrgica de Santa Marta se celebra justamente en la Octava de Santa Magdalena, es decir, una semana después, el 29 de julio. Santa María de Betania aun no tiene fiesta propia en el Calendario Litúrgico oficial.
Los textos eucológicos de la Misa de la Memoria de Santa María Magdalena nos dicen, por su parte, que a ella el Hijo de Dios le «confió, antes que a nadie... la misión de anunciar a los suyos la alegría pascual» (Oración Colecta). Magdalena es aquella «cuya ofrenda de amor aceptó con tanta misericordia tu Hijo Jesucristo» (Oración sobre las Ofrendas) y es modelo de «aquel amor que [la] impulsó a entregarse por siempre a Cristo» (Oración Postcomunión).
En la Liturgia de las Horas ocurre otro tanto, ya que los nuevos himnos compuestos después de la reforma litúrgica (Aurora surgit lúcida para Laudes y Mágdalæ sidus para Vísperas) hacen hincapié en los mismos aspectos: María Magdalena como testigo privilegiado de la Resurrección, primera en anunciar a Cristo resucitado, y fiel e intrépida seguidora de su Maestro. Algo similar se verifica en los demás elementos del Oficio Divino, en los que -nuevamente- no hay alusión ninguna a los supuestos pecados de la Magdalena ni a su condición de hermana de Marta y Lázaro.
Como claro contraste, cabe señalar que en la liturgia previa al Concilio, la Memoria del 22 de julio se llamaba «Santa María Magdalena, penitente», y abundaban las referencias a su pecado perdonado por Jesús y a su condición de hermana de Lázaro. El evangelio que se proclamaba era justamente Lc 7, 36-50, es decir, la unción de Jesús a cargo de «una mujer pecadora que había en la ciudad»: "in civitate
Finalmente, mencionemos que el culto a Santa María Magdalena es muy antiguo, ya que la Iglesia siempre veneró de modo especial a los personajes evangélicos más cercanos a Jesús. La fecha del 22 de julio como su fiesta ya existía antes del siglo X en Oriente, pero en Occidente su culto no se difundió hasta el siglo XII, reuniendo en una sola persona a las tres mujeres que los Orientales consideraban distintas y veneraban en diversas fechas. A partir de la Contrarreforma, el culto a María Magdalena, "pecadora perdonada", adquiere aun más fuerza
La leyenda oriental señala que después de la Ascensión habría vivido en Éfeso, con María y San Juan; allí habría muerto y sus reliquias habrían sido trasladadas a Constantinopla a fines del siglo IX y depositadas en el monasterio de San Lázaro. Otra tradición -que prevalece en Occidente- cuenta que los tres "hermanos" (Marta, María "Magdalena" y Lázaro) viajaron a Marsella (en un barco sin velas y sin timón). Allí, en la Provenza, los tres convirtieron a una multitud; luego Magdalena se retiró por treinta años a una gruta (del "Santo Bálsamo") a hacer penitencia. Magdalena muere en Aix-en-Provence, adonde los ángeles la habían llevado para su última comunión, que le da San Máximo. Diversos avatares sufren sus reliquias y su sepulcro a lo largo de los siglos.
Estas leyendas, naturalmente, no tienen ningún fundamento histórico y, como otras tantas, fueron forjadas en la Edad Media para explicar y autentificar la presencia, en una iglesia del lugar, de las supuestas reliquias de Magdalena, meta de innumerables peregrinajes.
Finalmente, cabe consignar que el apelativo "Magdalena" significa "de Magdala", ciudad que ha sido identificada con la actual Taricheai, al norte de Tiberíades, junto al lago de Galilea. (C.N.)Catholic Net
Comentario: Este sitio, explica claramente la transformación que a sufrido la figura de María Magdalena dentro del seno de la Iglesia como resultado de resoluciones tomadas durante el Concilio Vaticano II, convocado por el Papa Templario, Juan XXIII y no por razones de presión motivados por grupos que influyeran en esta decisión como pretenden señalar algunos comentaristas o escritores.
Con el saludo de Paz hacia todos mis H:.T:. de este Portal que se abre al pensamiento y a la espiritualidad de los Pobres Caballeros Seguidores De Cristo.
Desde la soledad del Temple
Vicente De Houston
Un Marshall Olvidado
“UBI AMOR IBI OCULOS”


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